Volare

Por temas profesionales tengo que coger a menudo ese ingenio que se llama avión, del que entiendo solo de manera muy básica, sus reglas básicas de funcionamiento, y eso sumado a que cuando cae uno no hay generalmente supervivientes pues me produce un pánico irrefrenable.

Quisiera comentar que realmente me hacen mucha gracia las actitudes de algunos individuos que formamos parte de este colectivo, llamados erróneamente 'ejecutivos' que viene a ser trabajadores por cuenta ajena como es mi caso, bien pagados pero pringados, y que nos toca por bien o por mal, compartir tan angustiosos momentos.

Momentos en los que uno tiene puesto el culo en un trasto cargado de gasolina hasta las trancas. Es justo el momento en que dicen, las amables azafatas y antes de despegar:

'Estimados clientes de ...., tanto si viajan con mucha frecuencia como si no, es importante que estén atentos a las instrucciones de nuestro personal de vuelo sobre qué hacer en caso de emergencia....'.

A continuación observo que muchas de las personas siguen leyendo el diario y que otras te miran altivamente mientras tú atiendes a las explicaciones con un grado de atención, casi obsesivo, como si te fuera la vida ciertamente. Seguramente piensan: podríamos ahorrarnos este rollo y salir ya porque ya estoy llegando tarde. Si nadie escuchara, justamente como hace este imbécil de al lado, no darían este rollo de explicaciones y podríamos despegar de una vez!.

Yo la verdad, cada vez que subo a un avión, no sabría qué hacer con el chaleco salvavidas. Está bajo el asiento, sí, pero ¿cómo demonios se saca?. ¿Está atado?, ¿lo tengo realmente debajo del asiento o alguien se lo ha llevado de recuerdo en su maletín lleno de ‘powerpoints’? ¿Dónde están las puertas de emergencias?. De todos todos modos mejor no saber dónde están a que te pongan al lado de estas malditas puertas cosa que ya me ha pasado varias veces y uno tiene la sensación de que se convertirá en el más efímero de los actores de la película 'Viven' cuando las puertas se abren de repente y uno sale succionado de la misma manera que salen del inodoro el papel higiénico y otras cosas ¿Si nos la pegamos y sobrevivo, tendré que ayudar a estos idiotas que ahora en vez de mirar esta información crítica, están consultando sus agendas y mirándome con cara de asco, como si nada puede detener sus vidas.? Ilusos!.  ¿Me ayudarán a mí o seguirán con su desprecio mientras bajamos a 100 metros por segundo? ¿Se acabará su actitud arrogante cuando el avión esté flotando por breves momentos a 10 kms de la costa dentro de las gélidas aguas del tarraconense? Incógnitas.

En definitiva, siempre atiendo escrupulosamente las explicaciones de las señoritas azafatas como si en aquello me fuera la piel, porque realmente y en el peor de los casos, puede ser así.

Hay quien quiere y piensa que lo de volar es un puro trámite, cuando la realidad es que cuando nos movemos, y más si lo hacemos por los aires, estamos desafiando la fuerza de la gravedad, una fuerza que nos hace envejecer y que por desgracia y en muchos casos ha chamuscado miles de agendas y carteras de piel que seguramente y antes de estrellarse, miraron a alguien, con cierto desprecio cuando las amables y ya difuntas azafatas, explicaban las reglas de juego al subirse a semejante ingenio.

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