Atasco mental
Saliendo de trabajar pasé con el coche por delante de una hamburguesería de estas ianquis ubicada en la Diagonal de Barcelona. Serían las 20 horas aproximadamente de un día normal. Sentado en el Burguer en una mesa pequeña de muchos colorines, había un padre con su hijo. El padre iba con el uniforme de trabajo: vestido y corbata, gesticulaba mientras hablaba por el móvil. El niño, ponía cara de aburrido por no decir otra cosa, mientras se zampaba una copa de helado como si le fuera la vida en ello. Tenía sobrepeso.
La gran fluidez con la que circulan los vehículos a estas horas por aquella zona, hizo que pudiera fijarme un rato en ese par: papá seguía hablando por teléfono. Seguramente el asunto que tenía entre manos era más importante que su hijo.
Pensé que debería tratarse de un padre separado, que hacía lo que podía para ganarse la vida, mientras tenía que hacerse cargo de su hijo durante un rato.
Un par de días después fuimos con mi mujer de compras de Navidad en unos grandes almacenes. Odio ir de compras si no son caprichos para mí, así que me quedé con los niños mientras mi esposa se dedicaría en las dos o tres horas siguientes a pulverizar la visa. El niño es pequeño y claro no queda muy bien comprar algo, ponerle el papel de regalo y después sacarlo en Navidad. Tener 5 años no es sinónimo de ser imbécil así que tenía que hacerme cargo mientras Papa Noel nos jodía la mano en la cartera sin piedad.
Di varias vueltas por otro centro comercial a rebosar de gente. Me vino a la cabeza esa película del maestro del terror: G.A. Romero y su peli Zombie donde todas sus criaturas se dirigen a un centro comercial en busca de carne fresca (no precisamente embasada).
‘When there's no more room in hell, the Dead shall walk the earth'
¡Brillante, brillante!
Pues cansado me senté con mis hijos en una granja a tomar la merienda. Estábamos yo y mis dos hijos: Sonia y Gerard. Mientras comíamos el ‘cacaolat’ de rigor y el bikini y llamé a mi mujer en medio de un follón muy grande de mesas. No la oía así que para hablar con ella me aparté un poco de la mesa mientras seguía hablando con mi mujer gesticulando supongo. Mis hijos me miraban con cara de cansados y aburridos.
A lo lejos una señora de mediana edad me estaba mirando. Por un momento pensé en lo que yo había pensado de un hombre hacía dos días en mi misma situación. ¿Pensaría lo mismo de mí que yo había pensado de aquel padre?: separado y sólo pasa el fin de semana que le toca con sus hijos...
En fin, que generalizar no lleva a nada. Las conclusiones sin base generalmente nos llevan a creencias falsas por que parten de situaciones de partida totalmente incompletas. Sirven para tener entretenida la mente en un atasco pero por poco más.
Comentaris
això em sona... ;-)
"Quan vas neixer tothom reia y tu ploraves, viu la vida de manera que quan moris, tu riguis y tothom plori"